Pero hasta entonces, salvo en el ámbito local de Parla nadie le conocía. Consiguió cierta fama cuando se indignó ante Zapatero al querer éste echarle de la carrera electoral en la Comunidad de Madrid. Ante este conflicto, se celebraron primarias que ganó contra una señora nacida en Málaga llamada “Trini”. Por tanto Gómez se presentó alegre y contento en una comunidad en la que no vivía –su residencia se ubicaba en uno de esos últimos paraísos socialistas que han cambiado de signo, Castilla La Mancha-. En plena campaña, para ganar el apoyo de los madrileños, en una de las sábanas de “El País”, dijo lo siguiente: “Quiero para Madrid lo mismo que ha hecho Zapatero en España”. Y se cubrió de gloria. Llegó incluso a declarar tras el debate de Esperanza Aguirre: “acabamos de ganar a Esperanza Aguirre, ya veréis como va a ir pidiendo un nuevo debate rápidamente”. Todo un pitoniso. En las elecciones el PP sólo les dobló en escaños (72-36).
Una vez hecha esta necesaria introducción acerca de un personaje desconocido a la mayoría de los ciudadanos, pasamos a valorar su sabia intervención en la investidura donde ha hecho una clara elegía a movimientos totalitarios como el comunismo de la URSS o los indignados del 15-M. Este señor, entre otras lindezas, ha dicho, refiriéndose a Aguirre, que “su modelo lleva imperando durante 22 años ”. Uno hace cuentas y sí, se refiere a la caída de muro de Berlín. Esto de inmediato genera dos preguntas, la primera ¿sabe el señor Gómez lo que dice? y la segunda, en caso afirmativo de la primera, entonces, ¿da a entender que el modelo adecuado, su modelo, es el del comunismo?. Podríamos pensar que sí, porque ha añadido más propuestas, en "línea” con ello, como “prohibir las operaciones especulativas” –cuando son alcistas y a favor del gobierno no ¡eh!- o diversas en apoyo de un estado más hipertrofiado para que los ciudadanos y ciudadanas no salgan de la crisis en la que están. Incluso se ha proclamado la “voz de los indignados”, todo un hito para la Asamblea de Madrid.
Todo ello, temoroso, sin poder mirar a los ojos a Esperanza Aguirre, cual mentiroso pillado, cual bufón sin gracia. Tomás Gómez, ese indignado que no miraba a los ojos.